Hoy quiero presentaros algo nuevo; algo en lo que llevo trabajando varios años y que, por diversas circunstancias, siempre termino posponiendo, quizás por el «miedo» a no ser lo suficientemente profesional, o quizás porque es algo que he ido escribiendo para mí, expresando ciertos sentimientos y recuerdos de esos que únicamente compartimos con nuestro diario y nosotros mismos, y, en definitiva, me resulta extraño compartir; pero esta vez, en lugar de echarlo a la hoguera como suelo hacer con casi todo este tipo de escritos, me gustaría compartirlo con todos vosotros e incluso pediros un pequeños favor 🙂 , para que me ayudéis a crear y compartir un bonito «libro del azulejo» con todo lo que dicha palabra significa para muchos de nosotros, puesto que estoy segura que al igual que para un gran número de habitantes de la provincia de Castellón, el azulejo supone todo un estilo de vida, muchos de quienes nos leéis, quizás os veréis reflejados en algún que otro de los pasajes .
Por ello , si os gustaría compartir vuestra experiencia y ayudarme o colaborar en este pequeño proyecto, no dudéis en contactarme en maria@decoracionyceramica.com
Mientras, os voy mostrando los primeros capítulos, que poco a poco iré ampliando y pronto estarán disponibles para descargar en formato pdf .
Espero que os guste la idea y quedo a la espera de vuestras opiniones y comentarios!!
Empezar con esta especie de «libro» sobre una temática tan amplia y a la vez tan concreta, supone todo un verdadero reto para mí, puesto que hablar de azulejo, significa hablar de demasiados significados, y todos ellos bajo un único significante.
Desde jovencita siempre me motivó el conocer cómo funcionaba esta industria, tan artesanal en sus inicios pero que, poco a poco ha ido conociendo sus épocas de máximo esplendor y modernización , llegando al punto de convertirse hoy en día, en uno de los sectores, quizás, que más unidos se encuentran a las más avanzadas tecnologías .
Recuerdo muchas tardes de verano en la “caseta”, cuando el tío Pepe decía aquello de “va chiquilla, coge papel y boli que te cuento cómo trabajábamos en mi juventud” , y .. después de tantos años, cómo me gustaría poder coger esa libreta y tomar toda clase de apuntes a base de anécdotas y vivencias que tanto mis abuelos como mis tíos se disponían a debatir fervorosamente en aquellos tiempos de antaño y, que ahora ya, parecen ya tan lejanos .
Por aquella época, en la juventud de mis abuelos, allá por los años 50, la industria cerámica en Onda aún funcionaba de un modo muy “manual” y necesitaba de mucho personal a lo largo de todo el proceso, tanto de producción, como de embalaje y así como para la carga de los camiones, por lo que era habitual encontrarse con peligros de diversa índole al manipular la maquinaria, los hornos a tan altas temperaturas y las piezas en sí, que si llegaban a romperse, podían resultar más cortantes que el más afilado de los cuchillos.
Sin embargo, hoy día, muchos de aquellos riesgos han desaparecido, en parte gracias a las medidas de seguridad adoptadas, así como a la modernización de la maquinaria utilizada, con la que prácticamente los trabajadores ya no deben “tocar” ni una sola de las piezas.
Todo este proceso, esta modernización … no solo ha afectado a lo que es la industria cerámica como tal, sino que además conlleva unos cambios significativos en la sociedad que lo rodea, en la forma de sentir de todo un pueblo que vive, directa o indirectamente, de la cerámica; por lo que hablar en este escrito únicamente de Azulejo, no tendría ningún sentido sin acompañarlo de la cultura y las gentes que conviven a su alrededor.
Así a lo largo de este libro, contaremos con las vivencias y experiencias de personas involucradas en cualquiera de las fases del sector, empezando por el proceso de selección de la tierra y los esmaltes y terminando con la tienda que vende al consumidor final, sin centrarnos solo en España, sino también en los distintos países en los que la cerámica tiene un importante valor , de modo que podamos conseguir una visión de conjunto lo más amplia y global posible.
Así , que ¿Qué tal si empezamos conociendo un poquito de su historia?
Para ello, podemos empezar por realizar una interesante visita al museo del Azulejo de Onda y conocer así los orígenes de este mundillo, que como todo en esta vida, tampoco se encuentra exento de historias y peculiares anécdotas, que esperamos ir descubriendo a lo largo de todo el recorrido y consigan hacernos un poquito más amena y divertida su lectura.
Así que, si os parece, hoy me voy a adentrar en dicho museo y, por supuesto, me encantaría me acompañarais durante la duración de la visita ¿Vamos?
Quien sí me acompaña es mi hija Marta, a quien quiero hacer partícipe y mostrarle la historia y la cultura de nuestro pueblo, aunque como bien sabréis, a sus 15 años, se trata de un hito un tanto complicado. Y, al nombrar lo de sus 15 años … mientras estoy de pie en la misma puerta del Museo y, a su vez, frente al Instituto… no puedo evitar que sobrevengan sobre mí ciertos recuerdos en este mismo lugar de cuando yo misma disfrutaba de dicha edad; ¡¡Qué tiempos!! esa libertad que comenzábamos a descubrir, y aquellos momentos del recreo en que todo el instituto salíamos a la “cuesta” con la difícil misión de encontrar un banco libre junto al descampado, aquél en el que justo hoy se encuentra situado este mismo Museo… y ahora , casi 30 años después , aquí estoy de nuevo, acompañada de mi hija, con una visión totalmente distinta de la vida, y con una mezcla de sentimientos que me invaden entre multitud de recuerdos.
En fin, mejor dejar los sentimentalismos a un lado y adentrémonos a conocer el Museo y descubrir un poquito de su historia, a través del gran balcón desde el que podemos observar al fondo, como cual cuadro decorativo , el imponente Castillo de las 300 Torres coronando el casco antiguo de la población y que resulta una visita obligada para todo visitante que se acerque por la zona.
Una vez dentro y aun con la imagen del Castillo en nuestras retinas, nos recibe un coqueto mural en 3D representando dicha silueta, proveniente de la firma cerámica Realonda; sin duda, una buena manera de comenzar nuestro recorrido guiándonos a través de un túnel repleto de antiguas imágenes que nos lleva a aterrizar en plena sala del Paleolítico, donde se ubican las piezas más antiguas encontradas hasta el momento . Desde ahí mismo, comenzamos un recorrido a través de los siglos hasta llegar a la época del s.XV, XVI y XVII donde curiosamente vemos gran parte de lo que hoy día llamamos azulejos vintage, y que tanto Marta como yo, nos paramos maravilladas en cada una de las piezas y murales imaginando cómo se realizaban y decoraban artesanalmente una a una creando verdaderas obras de arte, puesto que podemos apreciar restos recuperados de antiguas viviendas o iglesias, como es el caso la de la siguiente imagen , proveniente de la antigua sacristía de la Iglesia Parroquial de Betxí del s.XVII , cuyo conjunto resulta verdaderamente bonito y, si además, eres amante de la historia, sentirás como cada baldosa posee impregnadas miles de vivencias que nos cuentan el devenir de miles de historias sobre ellas ocurridas a lo largo de los siglos (guerras, bautizos, matrimonios…)
Continuamos con nuestro recorrido hasta llegar a épocas más modernas en donde recuerdo los momentos en que mi madre hablaba acerca de las calcas que ella misma hacía cuando trabajaba en la antigua fábrica Cicosa, en donde predominaban los motivos florales y tanto auge tuvieron allá por los años 80 ; Curiosamente, en ese momento reconozco uno de los azulejos que revestía nuestro baño de la caseta cuando yo aún era una niña, y claro, mi primera reacción es coger el teléfono y… llamar, con el resultado de que la visita pués se alargó un poquito más… ya sabéis … “uy pues no he pasado horas haciendo esas calcas … nunca había suficientes… “ y así es, hubo verdadero furor por aquél tipo de decoraciones que hoy día han quedado totalmente obsoletas pero que tanto gustaban en la decoración de los años 80 – 90 .
Una vez dejamos la zona de azulejos en sí, nos dirigimos hacia la sección histórica, la favorita para mí, puesto que vemos multitud de imágenes de cómo poco a poco se iba gestando el entramado industrial que existe hoy en día; cómo eran aquellas pesadas máquinas tan manuales y que requerían de un gran esfuerzo para poder manejarlas, junto con todos los peligros que en sí entrañaban. Ahora podía entender el por qué de muchas manos y pies destrozados por el brutal impacto que aquellas máquinas de hierro para el prensado podían causar en tan sólo un momento de descuido. Entre las imágenes, por supuesto busco a mi abuelo, ya que en varias ocasiones me han comentado que aparece en una de las fotografías, pero si os soy sincera … no logro encontrarlo, o reconocerlo, mientras pienso en lo bonita que hubiera sido esta visita junto a él o mi abuela hablándonos acerca de cada escena y con las miles de historietas que seguro se les ocurrirían al recordarlas.
Avanzando a través de los años y su evolución , llegamos al espacio dedicado a Manolo Safont, gran artista ceramista de quien toma el nombre el museo y donde podemos ver una representación de sus obras más célebres..
Al terminar nuestra visita nos invade una agradable sensación unida a unas repentinas ganas de conocer un poquito más y hablar sobre ello, con lo que cuando le pregunto a Marta qué parte ha sido la más interesante para ella, esperando que me conteste con algo sobre las antiguas imágenes, cómo vestían, cómo pintaban los azulejos a mano … me sorprende diciéndome que lo que más la ha cautivado ha sido la historia de Mariano Bruixó, un ingeniero industrial que aterrizó en Onda sobre los años 30 quedando impresionado por el duro trabajo físico que requería la industria cerámica del momento. Dada su específica formación, deseaba aportar sus conocimientos en pro del progreso y evitar muchos de los peligros, considerados hasta entonces “normales”, ideando los primeros hornos de pasajes y túneles que se construyeron en Onda, suponiendo ello , en aquellos años de posguerra, un increíble avance en tecnología azulejera que tanto ayudó a la población a conseguir un trabajo más seguro y por supuesto, más productivo .