Cuando hablo de cerámica siempre suelo hacerlo de un modo más bien empírico acerca de sus características técnicas, colores, tendencias… pero un azulejo va mucho más allá de lo simplemente material, de lo que vemos en última estancia; así que si me permitís… hoy me gustaría hablaros de lo que, para mí, significa una “simple” pieza de azulejo.
Como he comentado en otras ocasiones, nací y vivo en Onda, un pequeño pueblo (bueno ya no tanto 🙂 ) con una arraigada tradición cerámica, por lo que es muy habitual entre los ondenses haber crecido escuchando historias de nuestros padres, abuelos e incluso bisabuelos, acerca de las antiguas fábricas, de cómo entraban y sacaban las piezas manualmente en el horno, para después poder pintar y decorarlas a mano o con trepas… más tarde llegaron las calcas, el 3º fuego… y así hasta llegar a la época digital, con maquinarias que bien parecen un auténtico Ferrari de producción Cerámica. A veces pienso que si a mis abuelos les hubiera contado cómo sería una azulejera en 2020, simplemente hubieran pensado que estaba completamente loca 🙂 una producción tan manual y artesanal como ellos la conocieron y llegar a convertirse en una industria de vanguardia!!!
Todo ello crea un sentimiento especial en nosotros, y no sólo por las historias que hemos oído contar, que cómo bien podéis imaginar son miles y de toda índole 🙂 , sino porque conocemos todo el largo proceso existente desde el nacimiento de la “idea” de cada colección hasta que ésta hace su aparición por la boca del horno… calentita y preparada para su salida al mercado.
y ¿por qué “la magia del azulejo”?
Pues porque si habéis tenido la oportunidad de visitar alguna fábrica, y si no os lo recomiendo fervientemente, ( algunas firmas ya empiezan a realizar tours de visitas a grupos) habréis visto cómo por arte de magia un simple puñadito de tierra, tras todo un interesante proceso, termina por convertirse en una preciosa pieza cerámica que después podemos hacer servir de decoración, de mesa, de plato, de bandeja…en nuestros hogares.
Pero además de ello, el azulejo posee otra magia, la magia de la historia, de haber sobrevivido cientos de años y ver pasar a través de sus ojos miles de gentes, de situaciones, de batallas, de guerras, conflictos y reconciliaciones… en definitiva, ¿recordáis la canción de Ana Belén y Víctor Manuel que decía “toda la vida pasa bajo su mirada… y ahí está … La Puerta de Alcalá” ? , pues creo que lo mismo ocurre con la cerámica, ahí está viendo pasar el tiempo y ¿qué nos contaría si pudiera hablar? ?
La cerámica ha estado presente en nuestras vidas desde tiempos prehistóricos, como bien podemos ver en gran número de museos y en el propio Castillo de Onda, en donde que hay una completa exposición de hallazgos cerámicos en la zona desde tiempos bien antiguos, muy interesante de conocer. Por ello muchas veces pienso en esas vasijas, platos, e incluso azulejos tal cual hoy los conocemos… que han presidido grandes salones de castillos y palacios, habitaciones y estancias de las casas de nuestros antepasados … y que hoy siguen estando ahí, ofreciendo además del valor artístico, un valor histórico y emocional.