Hoy os traigo un post un poco diferente a los habituales, pero que espero os guste y podáis pasar un ratito relajado y entretenido con Candela, una joven enamorada de los aromas y protagonista de nuestra historia. Gracias!!
Capítulo 1
Una tarde sombría de invierno, cae la lluvia y hace frío en Valencia; mientras Candela, tumbado en su sofá con una mantita y un café caliente entre sus manos, se encuentra inmersa entre sus pensamientos, perdidos hacia ningún lugar.
Junto a ella, un álbum de su último viaje a Turquía; un viaje que Candela guarda con especial cariño y que de tanto en tanto le gusta recordar. “Qué bien lo pasamos!!” exclama con un profundo suspiro para sí misma, y es que aquél no fue un viaje cualquiera, sino una aventura muy especial en la que se embarcó junto a sus 4 amigas más íntimas.
Era el mes de Enero, y nada más aterrizar en Estambul, se encontraron con tan grandísima nevada, que todos esos planes que llevaban preparando desde hacía semanas, tuvieron que modificarse por completo. Joo!! exclamó Lucía, “¡¡Con las ganas que tenía yo de ir a visitar el Gran Mercado!!”, y es que Lucía, con lo gran amante que es de los mercadillos, imaginaros lo impaciente que estaría por adentrarse en el conocidísimo Mercado de las Especias de Estambul.
En fin, con el cambio de planes decidieron ir directas al hotel para poder dejar las maletas, ponerse un poco de ropa de más de abrigo y lanzarse a la calle a descubrir esta maravillosa ciudad antiguamente conocida como Constantinopla.
Ya en el hall, con las manos y pies helados por el frío, a Candela le sobrevino de repente una dulce sensación de confort recorriendo todo su cuerpo …mmm … aún hoy, cuando cierra sus ojos, le asalta el recuerdo de aquella dulce sensación acompañada del delicado aroma a una mezcla de jazmín, geranios y violeta que embriagaba cada zona del hotel.
“¡¡Vamos, vamos!!, Cambiémonos rápido y salgamos ya, estoy impaciente por conocer la famosa Mezquita Azul!!” , exclamó Inés, la más tranquila del grupo y gran apasionada de la lectura y la historia. A Candela le encantaba pasar horas con ella, ¡¡era tan dulce!! y cuando podían viajar juntas, sabía que siempre podía contar con una estupenda guía de viajes en ella, con lo que, una ciudad como Estambul, tan repleta de historia, visitarla con Inés era llevar el mismísimo diamante Cucharero!!
Estaban tan emocionadas con su viaje, que pasaron el resto del día de aquí para allá como si no hubiera un mañana; visitaron la mezquita azul, Santa Sofía, el palacio de Topkapi… hasta que se sintieron tan agotadas que decidieron parar a tomar un buen café en un típico cafetín de camino al hotel.
A pesar de la nieve y del frío, los siguientes días fueron geniales, con sus pequeñas y obvias discusiones de amigas, pero … realmente días emocionantes.
Después de recordar todas aquellas emociones mientras hojeaba el álbum recordando con tanto cariño algunas de las fotos y momentos más especiales para ella, de momento le vino un fuerte sentimiento de nostalgia y ganas de volver a reencontrarse con sus amigas y revivir todos aquellos momentos de los que ya habían pasado unos años. ; así que, sin más, apartó la manta, dejó el álbum a un lado y se dispuso de inmediato a planear una velada especial inspirada en su viaje. Pero ¿Cómo podría ambientar su hogar para que sus amigas se sintieran como en Estambul?
Sin más, Candela se puso manos a la obra, y se dispuso a organizar una cena muy especial y totalmente dedicada para ellas,…bueno… y su perrito Shadow, del que pocas veces se separa.
Una vez todo organizado, y haber conseguido una fecha en la que poder coincidir todas (aunque no lo creáis, ¡ésto fue lo verdaderamente complicado) Candela sentía que a su velada le faltaba algo, algún detalle que les hiciera sentir y evocara sus recuerdos más entrañables del viaje; tenía kofte, el café, había conseguido pasteles turcos para el postre , e incluso, se había atrevido a preparar una çorba, sopa típica del país, pero aún así, le faltaba algo y no sabía muy bien el qué.
De repente, le sobrevino el recuerdo de aquella delicada fragancia del hotel, una fragancia a jazmín, rosas y un sutil toque a violetas, así que… “¡¡Claro , Ya está!!” pensó Candela, “¡¡lo que necesitaría para una perfecta velada sería encontrar una fragancia que nos hiciera recordar Estambul!!” y es que como buena experta en marketing, Candela conocía bien la importancia que ejercen los aromas y perfumes en nuestros recuerdo y sentimientos, así que sin pensarlo dos veces, cogió su portátil y entró en la web de velha home, donde sabía que seguro iba a encontrar lo andaba buscando. Y así fue, Ladenac Rose de Nuit, una fragancia en la que su autor se había inspirado precisamente en los aromas de Estambul y Ankara y que estaba disponible tanto en vela como en mikado, pero no sólo eso, para sorpresa de Candela, cuando los recibió en su hogar, al abrirlos se encontró con unos diseños de lujo que olían fenomenal y que enamoraron tanto a ella como a sus queridas amigas.
¿Quieres saber cómo fue la esperada velada de Candela? ¿Quieres conocer sus experiencias y viajes?
Puedes seguir leyendo más capítulos en Velha home